En el Perú perduran algunos de los
yacimientos arqueológicos más fascinantes y misteriosos del mundo, como por
ejemplo Machu Picchu, conocida también como la Ciudad Perdida de los Incas; Chan
Chan, la capital del antiguo Reino Chimú, que además es la ciudad hecha de adobe
más grande de América Latina y la segunda del mundo; o las Líneas de
Nazca, que dibujan figuras sólo distinguibles desde gran altura, y que han
inspirado numerosas especulaciones basadas en las leyendas nativas que hablan de
dioses venidos del cielo, los Viracochas, que iniciaron el arte de dibujar estas
líneas, costumbre que luego de su partida sería continuada por los indígenas con
el fin que algún día los Viracochas las vieran y regresasen.
Las túmulos recién descubiertos, al parecer huacas (túmulos
funerarios de Centroamérica y Sudamérica), se asemejan a las Líneas de Nazca en
el hecho de que las figuras que representan se aprecian mejor desde gran altura.
La edad de estas singulares edificaciones varía, alcanzando hasta unos 4.000
años. Las más antiguas fueron construidas alrededor de la misma época que las
pirámides de Egipto.
Figura del cóndor en El Paraíso. (Foto: Nathan Craig,
Pennsylvania State University)
El equipo de Robert Benfer, profesor emérito de antropología en
la Universidad de Misuri, Estados Unidos, identificó las huacas en las planicies
costeras del Perú.
El tamaño de las huacas oscila entre 5 metros (unos 16 pies) y
nada menos que 400 metros (1.300 pies) de longitud, en cada uno de los seis
valles que Benfer examinó en el litoral peruano. Estas impresionantes
construcciones son anteriores a la aparición del arte de fabricar cerámica.
Como sucede con las líneas de Nazca, que incluyen una serie de
enormes contornos de animales dibujados en el suelo, la forma de las huacas se
observa mejor desde el aire. Las imágenes en Google Earth de los montículos
revelan formas como por ejemplo la de un cóndor, la de un pato y la de un
monstruo que parece una combinación de caimán y puma.
El hallazgo de estas imponentes huacas con efigies de animales
cambiará muchas de las ideas más aceptadas de la historia del Perú antiguo.
Benfer cree que las estructuras se construyeron como
manifestaciones terrestres de constelaciones que los antiguos peruanos vieron en
la bóveda celeste, y que las huacas no sólo representaban a las estrellas, sino
que se alineaban con ellas. Hasta ahora, Benfer ha encontrado orientaciones
astronómicas en cada huaca gigante.
Por ejemplo, en el yacimiento arqueológico del Valle del
Chillón, un ojo de cóndor queda alineado con la Vía Láctea cuando se observa
desde un templo cercano. El monstruo que no es ni del todo puma ni del todo
caimán queda alineado con una posición del Sol, durante el solsticio de Junio,
cuando se observa desde el mismo templo.
El Museo de Antropología y Agricultura Precolombina de la
Universidad Nacional Agraria, en el Perú, aportó el apoyo técnico y de
laboratorio necesario para esta investigación. El equipo de campo formado por
Bernardino Ojeda, Omar Ventocilla, Andrés Ocas, y Lucio Laura realizó
observaciones valiosas y elaboró mapas.
Aunque actualmente está retirado, Benfer sigue haciendo
investigación de campo en el Perú y México. Su trabajo en la actualidad se
centra en la intersección entre la astronomía y la arqueología, particularmente
los alineamientos entre acontecimientos astronómicos y monumentos
religiosos.
Fuente: http://www.mysteryplanet.com.ar/
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